Skip to main content

Palabras de una ceremonia con sabor a poesía





Palabras de apadrinamiento que el poeta Antonio del Camino dirigió a los alumnos de la LIV promoción de nuestro instituto en la noche del jueves, 6 de junio. 

A LOS JÓVENES GRADUADOS
DEL QUE FUERA MI INSTITUTO
HA MÁS DE CINCUENTA AÑOS


                                                                                                           Sed buenos y no más...
                                                                                                          ANTONIO MACHADO
Señor Director, amigos,
Claustro, padres, alumnado,
se me pide que dirija
a los jóvenes graduados
unas palabras. Y yo
correspondo a tal encargo
sin más mérito que el de
ser alumno en el pasado
de este Centro, si bien debo,
a fuerza de ser exacto,
apuntar que yo estudié
en otras aulas. Mi paso
fue por aquel instituto
que, sin estar acabado,
allá en el sesenta y cinco
del siglo XX —lejano
guarismo que hoy me parece,
sin embargo, tan cercano—

se puso en marcha, y con ello
se abrió un futuro más claro
para los jóvenes que,
tras aquel Bachillerato
—otros planes, otras formas,
otros tiempos, otros tratos—,
se enfrentarían al mundo.
Algunos, al del trabajo,
y otros a continuar
sus estudios, destinados
a ser abogados, médicos,
arquitectos, matemáticos,
economistas, maestros,
periodistas, catedráticos...
Es con esa credencial
—la de antiguo alumno— que ando
hoy aquí, frente a vosotros
y hablando en verso, que es algo
que suena —más si es romance—
tal vez algo trasnochado.
Mas, si al fin he decidido
de este modo trasladaros
mis modestas reflexiones
es porque se me ha invitado
—ya sabéis— como poeta.

De modo que es obligado
afinar la lira y
en modo tan castellano
organizar mi discurso,
que pretende no cansaros.
Con este curso cerráis
una etapa, y vuestros pasos
se enfrentarán a un camino
que exige afán y entusiasmo,
en donde habréis de afrontar
nuevos retos, y el fracaso
o el éxito que logréis
dependerá en alto grado
de vuestra dedicación,
renuncia y fe en el trabajo.
Algunos quizá sepáis
a qué queréis dedicaros
y lucháis por ese sueño
que tenéis desde hace años;
puede que otros, a esta fecha,
tal vez os lo estéis pensando,
y, por fin, vuestra elección
la concretéis en verano.
En cualquier caso, sabed

que hoy mismo ya ha comenzado
vuestro mañana, y debéis,
desde este instante, forjarlo
como se forjan los versos,
con pulso, tesón y tacto,
sin perder un sólo día,
pues tiempo que ya es pasado
nunca vuelve, y no se puede
recobrar lo que dejamos,
por pereza o por torpeza,
escapar de entre las manos.
Esto, no obstante, no quiere
significar que los actos
que hagáis de ahora en adelante
hayan de estar avalados
siempre por la gravedad,
que hay tiempo para los fastos,
para la chanza, la risa,
el cine, el deporte, el teatro...
para poder disfrutar
de la juventud, que es algo
que pasa. Y sólo se vive
una vez: no hay que olvidarlo.
Debéis, en vuestro camino,
siempre seguir avanzando,

mirar adelante siempre,
aunque se haya tropezado.
Que un tropiezo, a fin de cuentas,
es comprensible y humano,
y no importa la caída
si sabemos levantarnos.
No tracéis vuestro futuro
atendiendo a lo mundano,
al vértigo del dinero,
a la fama, a lo falsario,
al fácil halago, al hecho
del resultado inmediato.
Poned, en cuanto afrontéis
pasión, celo, amor y agrado,
y no os mintáis a vosotros,
que ese es el mayor engaño.
Además, tened presente
que es importante que cuanto
abordéis, lo abordéis siempre
buscando en el resultado
la perfección, que es virtud
que enaltece nuestros actos.
Sed siempre vosotros. Sed
naturales, espontáneos,

amigos de los amigos,
familiares, abnegados,
comprensivos con lo torpe,
generosos con lo extraño,
abiertos a otras culturas
y dispuestos al diálogo,
pues todos somos mestizos,
y, del mundo, ciudadanos.
No os empeñéis en tener
sino en ser. Sed solidarios,
tolerantes, consecuentes,
respetuosos, ponderados.
Más allá de lo que un día
logréis con vuestro trabajo,
sed, por encima de todo,
buenas personas. Que un cargo
nunca os lleve a traicionar
vuestros principios, y al cabo
de los años, cuando un día,
el que sois, mire al pasado,
nunca agache la cabeza
dolido o avergonzado
por algo que en otro tiempo
hizo, sin ser apropiado.

Sed, digo, buenas personas,
que, al fin, en este escenario
que es el mundo, ese papel
es el más necesitado.
Buenas personas, ya digo.
¿Lo demás..? Lo demás es secundario.
Antonio del Camino
Talavera, 6 de junio de 2019 - 20 h.

b2ap3_thumbnail_Captura-de-pantalla-2019-06-08-a-las-14.21.19.png

b2ap3_thumbnail_Captura-de-pantalla-2019-06-08-a-las-14.42.30.png







Artículos relacionados

Este portal web únicamente utiliza cookies propias con finalidad técnica, no recaba ni cede datos de carácter personal de los usuarios sin su conocimiento.

Sin embargo, contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas a la del IES Padre Juan de Mariana que usted podrá decidir si acepta o no cuando acceda a ellos.